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EL HAMBRE

Apenas hemos sentido deseos de comer. Creemos que es hambre pero no lo es. El hambre es lacerante, carcome el estómago y debilita el alma. Por eso, ese pequeño intervalo entre un alimento y otro no debe permitirnos olvidar cuan intenso puede llegar a ser despertar y no tener ni un pan en la mesa. Mas no basta imaginar el mal ajeno. Se requiere realizar acciones que lleven a una solución, de acuerdo con nuestro entorno y nuestras posibilidades.
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