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LA NOCHE

No se por qué desconfío de la noche. No obstante me coquetea con la luna y su lluvia de estrellas no me convence. La encuentro insegura y no confiable. También alcahueta para fines oscuros. Temo a sus imprevistas sombras y celadas. Cuando llega el reposo, la noche me atrapa en el sueño. No manejo mis actos. Me sumerjo en un mundo irreal e imaginario. Gracias al despertar muere la noche.
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EL DÍA

Amo el día porque es frentero, claro y dispuesto a dejarnos transitar por el quehacer diario. Con el alba, triunfante llega el sol. Ese amanecer tornasolado es un baño de amor cósmico. Me hace pensar que la vida me pertenece. Con el sol de mediodía llego a la plenitud de la energía y luego en suave declinar entro en la tarde. Amo el atardecer cuando el sol da una especie de luminosidad a las plantas y a las flores. Siento sin verlo que a mi también me toca. Soy de sol.
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QUÉ NOS TRAE ESTE DÍA

Si minuto a minuto registras complacido cada cosa positiva que vas viviendo, puedes llegarte a sorprender al encontrar cuantas maravillas nos trae el nuevo día. No olvides lo elemental, lo que parece rutinario. Ahí están camuflados el bienestar y la felicidad. Escribe también sobre los malos vientos. Son parte de la vida misma, pero siempre estarán al final del día en franca minoría
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EL SILENCIO

Cerrar los ojos, sumergirse en el silencio no obstante los ruidos adyacentes, hace propicio el encuentro personal. Callar la boca deja que los pensamientos fluyan con las mas profundas reflexiones y en un diálogo interior talvez sea posible encontrar el verdadero yo.
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MIRAR AL CIELO

Siquiera una vez al día mira el firmamento. Unas veces te vas a sorprender con un cielo más azul y diáfano. Otras en cambio, grandes nubarrones y truenos anunciarán tormentas. A veces en el día el sol radiante te abrazará caluroso. La noche en cambio te bañará con su lluvia de estrellas. Pero siempre, será tu mirada la que defina como es tu cielo.
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LA POBREZA

En que momento de prepotencia el hombre dijo: ¡esta tierra es mía! y se extendió su voz por la faz de la tierra. Cada cual cogió lo que pudo pero ante esta rapiña no alcanzó para todos. Allí nació la pobreza
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LA TRISTEZA

La tristeza del alma se comporta como una herida en el cuerpo. Al principio es tan real y dolorosa que nos embarga toda la atención. Poco a poco, se va curando pero seguimos pendientes de su cuidado. Al fin con el tiempo es el mejor amigo, se cura totalmente. Un día, al mirarla, preguntamos con asombro qué fue lo que la causó.
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COMPARTIR

Siempre hay algo para compartir y gente a nuestro alrededor que espera y necesita nuestra ayuda. Si hacemos un mercado suficiente, no será que podemos disponer de unas cuantas libras de arroz o litros de leche? Esta es una tabla de división que siempre da resultados multiplicadores.
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EL HAMBRE

Apenas hemos sentido deseos de comer. Creemos que es hambre pero no lo es. El hambre es lacerante, carcome el estómago y debilita el alma. Por eso, ese pequeño intervalo entre un alimento y otro no debe permitirnos olvidar cuan intenso puede llegar a ser despertar y no tener ni un pan en la mesa. Mas no basta imaginar el mal ajeno. Se requiere realizar acciones que lleven a una solución, de acuerdo con nuestro entorno y nuestras posibilidades.
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EL BUEN ADMINISTRADOR

Nada nos pertenece. Todo, absolutamente todo lo que tenemos ,usamos y manejamos es prestado y en la medida que sepamos administrar lo concedido, tendremos que dar cuenta cuando sea el final.
Tan solo tenemos derecho a tener los bienes que alcancemos a manejar adecuadamente. La sabia administración lleva al progreso y a la abundancia. Inclusive siempre sobra para compartir en bendición lo recibido.
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LA RISA

La risa es la mejor terapia de vida. Por eso es importante buscarla a diario hasta encontrarla y después dejarse invadir por ella totalmente. Como consecuencia de ese ejercicio, ningún mal extraño se atreverá a entrar en el cuerpo y en cambio quedará felizmente dispuesto a encontrarse con el próximo ataque de risa.
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MISIÓN DE VIDA

Creo que vinimos a esta vida por dos razones. La primera, para cumplir un rol; presidente, jardinero, ministro, barrendero, médico o enfermera. No importa el rango, el oficio o la circunstancia. Lo que vale realmente es el adecuado desempeño y el amor que pongamos a nuestro oficio.
La otra, se refiere al saber. Desde la infancia hasta la muerte vamos de la mano del conocimiento; libros, gente, experiencias de vida, oficios, ciencia y tecnología, religiones y naturaleza, son nuestros maestros. Es posible que al final de la vida vayamos a juicio por dos desempeños.
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ENFERMEDADES MENORES

Si no las contemplas tanto, las enfermedades menores terminarán por cansarse e irse. Casi siempre residen en tu mente y se quieren quedar allí para volverse mayores. Por eso se requiere que las ignores y les hagas saber en verdad quien manda en tu cuerpo.
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TU CUERPO TEMPLO SAGRADO

Tu cuerpo nace de la perfección de Dios. Al principio, son tus padres los encargados de su salud, crecimiento y fortalecimiento. Ya formado, solo tu eres responsable de su integridad personal y corpórea. Por ello no puedes dejar que nadie lo dañe y tu menos. Acude a tu sentido común e inteligencia cuando se presente el agresor o la tentación. De ahí tu fortaleza.
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COMPOSICIÓN DE VIDA

La vida se compone de instantes, no de mañana ni de ayer. Tan solo de ahora, hoy y presente. Por eso debemos valorar cada instante para vivirlo con intensidad ¡Alerta! Ahí está la tan buscada felicidad.
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EL PERDÓN


Si se trata de un ser amado, deja que tu corazón perdone, no obstante las advertencias y recuerdos de la mente. Si lo haces realmente, el mal que recibiste parecerá en la distancia como una penumbra irreconocible que tu sentimiento no puede identificar para herirte. Entonces, habrás recuperado un afecto esencial. Mas si la ofensa viene de una persona ajena, perdona igualmente, pero retírate de ella para que no vuelva a herirte jamás.
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LOS DESIGNIOS DE DIOS

No te desesperes porque las cosas que anhelas no salen como tú quieres ni cuando esperas. La mente de Dios es indescifrable para nuestra conveniencia. El tiempo te dará respuesta a tu desesperanza y entenderás entonces las razones del Señor.